La Unión Europea (UE) vuelve a equivocarse y a mostrar sus carentes habilidades en el manejo de crisis. Existen muchos motivos en pos de los cuales tiene sentido hacer que los depósitos bancarios en Chipre paguen parte del paquete de rescate.
No es difícil argumentar que Chipre puede ser un caso aislado, pues el tamaño del sistema bancario es más de 3 veces el PBI del país, y la mayoría de los depósitos son de extranjeros (se lo ha considerado normalmente como un paraíso fiscal). Estos argumentos solos servirían para fundamentar que Chipre es un caso especial. Pero en el mundo real, la UE no ha terminado de resolver sus problemas, y cualquier indicio o medida que puede impulsar a los españoles y/o italianos a retirar sus depósitos de sus bancos locales es una muy mala idea. Es verdad que en estos últimos años se han pronosticado corridas bancarias que nunca ocurrieron, pero aun así no hay motivo para jugar con fuego.
Nos encontramos frente a 3 escenarios en estos momentos, aunque la situación es compleja y fluida: A) los chipriotas votan por algún tipo de impuesto a los depósitos y reabren los bancos; B) los chipriotas votan por algún tipo de impuesto a los depósitos, pero restringen el retiro de depósitos; C) los chipriotas rechazan cualquier impuesto sobre los depósitos propuesto por la UE.
En el escenario A, el resultado más probable una vez que los bancos reabran es retiro masivo de depósitos, escenario en el cual el Banco Central Europeo (BCE) juega un rol fundamental o satisfaciendo la demanda por efectivo o dejando que los bancos colapsen. Bajo el primer supuesto, los ahorristas probablemente no se convenzan que tiene sentido mantener sus (ahora disminuidos) ahorros en los bancos, por lo tanto al BCE le va a costar mucho más que los 7 trillones de euros que planean ahorrarse con este impuesto. Si bien en teoría suena una medida razonable, probablemente su implementación no tenga un final feliz.
En el escenario B, la furia de los chipriotas probablemente repercuta en muchos españoles e italianos, y los haga replantearse sobre el beneficio (con tasas de interés de casi 0%) de mantener sus depósitos en los bancos locales contra la alternativa de ser gravados con un impuesto à la Chipre. Probablemente no sea una decisión muy difícil de tomar, sobre todo ante el temor de imaginar una potencial corrida bancaria en sus países.
En el escenario C, Chipre queda prácticamente afuera del euro, lo que le significa un ahorro a la UE que hubiese gastado en rescatar a una economía extremadamente pequeña que puede argumentarse como especial y hasta poco relevante. En cierto sentido, este tercer escenario puede ser el menos problemático.
No pretendemos que estos 3 sean los únicos escenarios, y siempre hay decisiones de politica económica que no se puede preveer, pero los escenario A y B (y potencialmente C) pueden incrementar el nerviosismo en el resto de la UE, aumentando la probabilidad de que una implementación de una garantía de depósitos para toda la zona del euro sea efectiva antes de lo que muchos creen. Nosotros hemos albergado por esta medida hace ya mucho tiempo (primero en Septiembre del 2011, después en Mayo del 2012; haga click en las fechas para leer). La UE decidió que primero debe centralizar la regulación y supervisión de los bancos, lo que tiene sentido. Sin embargo, los errores tomados en Chipre puede acelerar la necesidad de una garantía generalizada de los depósitos pronto.
Desde un punto de vista de asignación del capital, estamos evitando sobre-reaccionar dado que ya tenemos una postura conservadora. Pero monitoreamos los eventos con alerta, dado que hay decisiones de política económica que pueden significar movimientos importantes en ambas direcciones.
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