El jueves de la semana pasada aprendimos que el disenso entre los integrantes de la FED está en aumento, lo que algunos interpretaron como un incremento en la probabilidad de un retiro del estímulo monetario en un futuro no muy lejano. Paralelamente, el acuerdo para evitar el precipicio fiscal pateó para adelante una significativa porción de los temas a discutir. Por todo esto, los cambios en la política económica van a tener un impacto muy fuerte en las expectativas y en los mercados este año, tanto en el plano monetario como en el fiscal. Después de más de 4 años viviendo peligrosamente, éste quizás sea el año de la responsabilidad…
Del lado fiscal, caerse por el precipicio fiscal pudo haber producido un ajuste fiscal del 4,5% del PBI, pero la mayoría fue evitado o pospuesto, por lo cual todavía queda mucho por negociar. Es más, el concsenso previo esperaba un gran acuerdo en términos del tamaño del ajuste, que parmitiese acto seguido una negociación sobre una reforma impositiva general que aputase a un sistema más conducente y eficiente para la inversión y el crecimiento. No se produjo ese gran acuerdo. Más aun, la disfunción política mostró por segunda vez (recordemos que la primera fue en Julio 2011) que el sistema político no logra decidir sobre el tamaño del estado ni como financiarlo sin usar deuda. El lado positivo, es que algunos piensan que los temas relacionados a la extensión de los recortes impositivos de la era Bush eran los temas políticos más difíciles de resolver, pues ninguno de los dos partidos quería aparecer como que cedió sobre un tema impositivo tan importante. La resolución fue dejar expirar estos recortes para sólo el 2% de la población. Ahora las negociaciones se van a basar en lo que todos acuerdan sobre la dirección en la que hay que avanzar, aunque sean temas álgidos y difíciles de resolver (cortes de gastos y programas). Si bien el mercado, via aumento de tasas de interés de los bonos soberanos, todavía no está poniendo presión sobre los políticos para que resuelvan el tema fiscal, estas ya han comenzado a subir.
El debate sobre el límite del nivel de endeudamiento debería llegar a su punto más efervescente para mediados de Marzo, momento para el cual se estima se llegue al límite. Al mismo tiempo, los recortes de gastos automáticos llegarían para principios de Marzo; por lo tanto, para la segunda mitad de Febrero deberíamos esperar señales de si los políticos van a continuar emparchando los problemas y produciendo malos acuerdos de último minuto, o si pueden concluir en alguno más abarcativo y óptimo. Estos dos temas son muy importantes para el desarrollo de las tasas de interés reales y los incentivos a la repatriación e inversión de capitales. Para nosotros, las perspectivas de crecimiento de mediano plazo son optimistas, pero el timing sobre cuándo se tomen las decisiones necesita ser monitoreado pues puede generar sorpresas para nada triviales a los mercados.
Del lado monetario, es difícil subestimar la importancia que tuvo la expansión monetaria a nivel global en los últimos años. 2012 fue el año de Mario (Draghi) y de Ben (Bernanke). Quizás se parezca al nombre de un videojuego (‘Mario y Ben’), sobre todo cuando hoy en día la política monetaria parece un videojuego: apretar a fondo la A (acelerar, correr), y así avanzamos y evitamos la crisis. Como ya hemos argumentado en reiteradas ocasiones en el pasado, la política monetaria no puede resolver problemas fundamentales, pero sí puede producir un shock que produzca un cambio y coordinación en las expectativas, o al menos ayude a ganar tiempo posponiendo una crisis mientras se arreglan esos temas fundamentales. Ben Bernanke hizo lo primero en 2009, y Mario Draghi logró lo segundo en 2012. La FED ha incrementado su apuesta en la expansión monetaria desde ese entonces. La política monetaria es un factor fundamental al explicar las valuaciones del mercado en estos días.
El Jueves de la semana pasada las minutas de la FED de su reunión de Diciembre dieron una muy importante señal sobre cómo planean continuar su intervención. Un conjunto de reglas se anunciaron en Diciembre, las cuales el mercado interpretó se aplican a toda la expansión monetaria. Ahora es claro que las nuevas reglas (niveles de desempleo e inflación que harían que la FED retraiga su estímulo monetario) aplican principalmente a la hora de determinar la tasa de interés base, y no necesariamente a lo referido con la expansión de liquidez. En otras palabras, es posible que el balance de la FED deje de crecer o hasta se contraiga antes de que el desempleo toque los 6.5% o la inflación esperada supere al 2.5% anual. Muchos en el mercado tomaron esta señal como el comienzo del fin en lo que refiere a estímulo monetario, el cual actúa ha generado adicción desde 2009 para los mercados.
Creemos que es muy fácil sobrereaccionar a este tipo de noticias, sobre todo cuando no vemos que se vayan a producir hechos concretos de manera inminente. Pero cuándo y cómo comenzar la retracción está claramente presente en las discusiones dentro de la FED (como debería ser). Además, al estar transitando por un camino desconocido en términos del tamaño del balance de la FED sobre todo, la forma y el timing para retirar el estímulo va a ser tremendamente importante, y va a tener un efecto muy grande en dicho momento.
En conclusión, los debates y negociaciones políticas en USA han incrementado su relevancia. Al menos van a dictar de cierta forma el rumbo de los mercados en el corto plazo, pero sin duda pueden tener efectos más duraderos en el tiempo. Seguir el tema con un detenimiento todavía mayor en las próximas semanas, meses es una parte fundamental del proceso de decisión y asignación de capital.
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