Los líderes de la eurozona están próximos a tomar una decisión clave, de la cual va a depender el futuro del euro. El paquete de rescate financiero anunciado durante el episodio protagonizado por Grecia a comienzos del 2010 estaba diseñado para comprar tiempo hasta poder solucionar las falencias fundamentales de le unión. Dicho paquete no fue suficiente para detener el efecto dominó comenzado en Grecia. Con la crisis a las puertas de España, el tiempo originalmente comprado parece estar acabándose. A pesar que en la reunión de los ministros de economía de los países de la UE recién terminada no se produjeron cambios al tamaño del paquete de ayuda, hay indicios de que alguna noticia está latente. El jefe del Eurogroup y Primer Ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker dijo la solución a la crisis de deuda del euro aparecerá en las próximas semanas. Los mercados parecen creer que se va a anunciar algo que fortalezca a la UE (el euro pasó de cotizar a 1.29 USD/EUR a principios  de mes, a 1.36 hoy).

Si bien siempre hay lugar para innovar, la gama de escenarios posible va desde una seria integración fiscal (más ayuda) hasta una reestructuración de la deuda (cabiendo la posibilidad de que algún(os) abandone(n) la moneda). El gobierno alemán parece haber modificado su posición sobre este tema recientemente. Funcionarios alemanes habían declarado que no era necesario un aumento en el tamaño en el paquete de ayuda financiera, o al menos que todavía era muy temprano para determinarlo, lo cual fue interpretado como una negativa de financiar dicho fondo por razones de política interior. Recientemente, la posición parece haber virado hacia una visión cuyo principal objetivo es “salvar al euro”. Si bien Alemania parece estar reticente a proveer más financiamiento, la realidad es que contar con países más pobres y sumamente endeudados dentro de la unión monetaria benefició a las exportaciones de éste país (sin estos países débiles, la moneda sería mucho más fuerte, atentando contra la competitividad de sus miembros).

Dejar que países con niveles de deuda no sustentables reestructuren su deuda parecería ser lo correcto, pero cuando un país es parte de una jovén unión monetaria con instituciones lejos de ser óptimas, las cosas son un poco más complicadas. Especialmente cuando el grupo de países con problemas fiscales o de deuda privada que podría ser vistos por el mercado como problemáticos no es pequeño, y puede afectar o contagiar a los países más grandes de la unión. Más aun, la deuda en cuestión está principalmente en los balances de los bancos de la región, especialmente en el Reino Unido, Alemania, Francia y España. Ver a este problema como la contracara de la crisis de las hipotecas en USA de 2008 no es desacertado, pues muchas de las causas que las originaron son las mismas[1].

Hemos reiterado en varias ocasiones el riesgo de los problemas de coordinación a la hora de tomar decisiones conjuntas. La política interior de cada país o severas diferencias de opinión pueden producir escenarios muy negativos cuando la decisión recae en las manos de un grupo colegiado de politicos,  sin la estructura o la experiencia en resolver crisis económicas a nivel regional. Ésta es la razón por la cual esta ‘crisis del euro’ lleva ya más de un año y está causando un efecto dominó que está amenazado los cimientos de la UE, atentando contra la continuidad de sus ideales y su moneda.

Una reestructuración de deuda de uno o más países podría tener efectos muy negativos en los mercados de deuda de los próximos países ubicados a continuación en el dominó, sin mencionar las posibles corridas sobre los bancos de los dichos países. Éste es quizás el motivo fundamental detrás del cambio de actitud de Alemania. Lo que se decida y anuncie en las próximas semanas puede ser trascendental para el euro, y potencialmente para los mercados globales. Éste es el motivo por el cual todavía no hemos incrementado drasticamente nuestra exposición al riesgo en nuestros portafolios, si bien la situación fuera de la UE hubieses aconsejado hacerlo. Nuestra exposición a acciones es de alrededor del 30%, commodities menos al 10%, pero si continuamos manteniendo una exposición relativamente alta en los mercados emergentes tanto en acciones como en instrumentos de renta fija, a pesar de tener un beta alto[2].

Como hemos mencionado en reiteradas oportunidades, los problemas principales del euro están en las diferencias en las situaciones fiscales y estructura de las economías de los países miembros. Un mecanismo que reduzca estas discrepancia al mismo tiempo que estimule una disciplina fiscal es difícil se generar, y además tardaría mucho tiempo en mostrar resultados concretos. En el corto plazo seguramente requiera de un compromiso mayor de los países más ricos, mientras que la suerte en el mediano plazo va a depender de la reforma institucional.

Reestructuraciones de deuda que produzcan un shock de corto plazo en los mercados es una posibilidad, la cual parece estar disminuyendo por ahora. Tanto las decisiones que se tomen, como la política de la UE en los próximos 2-3 meses es de suma importancia para el euro, la región, y en un punto también, para los mercados globales.


[1] Éste es un tema más complicado y que requiere de una mayor extensión que éste post. Un excelente libro sobre las causas fundamentales de la crisis es “Fault Lines: How Hidden Fractures Still Threaten the World Economy” de Raghuram Rajan, 2010.

[2] Nuestra performance en el 2010 fue de un retorno promedio apenas superior al 10%, con la mitad de la volatilidad que el índice S&P 500 (nuestra volatilidad anualizada, medida sobre los retornos diarios fue de 10.3%)

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