La Fed anunció estar preparada para comprar bonos del tesoro de EE.UU., política monetaria que puede ser analizada desde muchos ángulos, siendo algunos más complejos que otros. A fin de cuentas esto aumenta la probabilidad de que los ciudadanos americanos terminen pagando la actual expansión fiscal y los problemas en el balance del gobierno a través del impuesto inflacionario más que a través del IRS (la AFIP de EE.UU.). Muchos van a decirme que estoy loco por hablar de estos temas en momentos de deflación, pero no puedo evitar pensar a que existe un límite al tamaño del estímulo fiscal y monetario que podemos digerir sin afectar al activo que se ha vuelto menos escaso relativo a casi cualquier otro, el dólar. Creo que continuamos enfocándonos en la política fiscal y monetaria de forma tradicional, cuando el problema parece estar más que nada en los balances de los bancos. Sólo que ahora la idea de “bad bank” comenzó a ganar terreno, pero todavía es una tercera idea rezagada en relación a la iniciativa de expansión fiscal y monetaria.
Pensémoslo en términos generales. El gobierno aumenta el déficit fiscal para reactivar la economía. Obviamente va a tener que emitir deuda (bonos del tesoro) a un ritmo más acelerado para financiar estos grandes déficits. Si dejamos el argumento acá, estaríamos pateando el costos de la crisis hacia el futuro (como dicen los Republicanos, hacer que lo paguen nuestros hijos), pero si el siguiente paso es que venga la Fed y compre esos bonos del tesoro, entonces el déficit va a estar siendo fondeado por un activo demandado más ampliamente que no devenga intereses ni tiene plazo de vencimiento…bueno, ahora que hay deflación quizás paga una pequeña tasa de interés real…
Volviendo al punto que creo haber hecho ya varias veces antes: los hacedores de política económica seguramente tarden en retraer todo el estímulo, tanto el fiscal como el monetario. Más aun, un par más de años con un poco de inflación no es tan malo sobre todo cuando los balances están afectados por valuaciones depreciadas de los activos (digamos 3-5 años con un 5% de inflación tiene un alto impacto sobre los balances de los bancos).
Si bien todavía estamos en un clima deflacionario, no puedo evitar pensar que eventualmente va a haber un momento (ojalá que durante este año) cuando ocurra una masiva re-alocación en los portafolios, desde activos “nominales” a otros “reales”. Cuándo va a suceder eso? Bueno…yo sigo buscando mi bola de cristal, quizás alguno de mis hijos la escondió por algún lado en el sótano.
Existe un beneficio de tener un leve brote inflacionario, que consiste en que parte de los costos de esta crisis la va a pagar toda la economía en su conjunto, no sólo los residentes americanos. Si el episodio de inflación no es exacerbado (u ocurre de manera similar en la eurozona), los EE.UU. van a hacer pagar los costos a todos los que tengan al dólar como moneda de referencia.
Conclusión: el paquete fiscal probablemente hace pensar al público que se está frente a un liderazgo fuerte, una vez aprobado; y, de la Fed comprar bonos del tesoro, crear la idea de que se va a crear la liquidez que haga falta para destrabar los mercados de capitales, y minimizar los efectos sobre la confianza de los inversores. Pero pienso que la tercer pata del paquete de medidas es la más relevante: los balances de los bancos. Cualquiera que termine siendo el plan para los casos de “bad bank”, éste puede ser más relevante que los Billones de dólares que se gastarán en el estímulo fiscal y en la emisión a través de la FED. El resto de la economía no está en una situación muy diferente a la de 2 años atrás respecto de su capacidad de producir crecimiento en la productividad.
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